Hoy hemos conocido las instalaciones de la Fundación KOKARI. Qué importante labor para dar trabajo digno a personas, para becar estudios de hijos e hijas de campesinos pobres, para empoderar a la mujer…

La fundación está en Biro, Benin, a unos 20kms de Nigeria. No nos hemos quedado en sus instalaciones porque aún no están terminadas. Acaban de terminar dos aljibes que pretenden recoger el agua de la lluvia para abastecer a toda la finca que tiene varias hectáreas. Además, las placas solares y las farolas solares permitirán poder alumbrar y utilizar motores sin que eso requiera un gasto imposible de asumir.


Hoy ha hecho mucho calor aquí, que unido con la humedad, han “regalado” un momento crítico. Bajada de tensión, cansancio…, inadaptabilidad al fin y al cabo… porque nos habíamos venido arriba y África es África. Nosotros no dejamos de ser más que unos “blanquitos” con imperfecciones en un mundo de personas fuertes que tiran para adelante en condiciones de lo más diversas.

El olor de nuevo del pescado seco en el mercado nos ha cerrado una vez más el estómago.

Visitamos la casa de Juliette, becaria y actual secretaria del centro de la Fundación KOKARI con una trayectoria de vida algo complicada. Su madre, mujer trabajadora incansable y su padre, anciano de esos que piensas que albergan en su ser toda la sabiduría del mundo. La despedida y sus poderosas palabras nos envían de vuelta a casa de Teophil (cada día escribo el nombre de una manera, aunque creo que esta es la correcta). La casa está nuevamente llena de niños y niñas que buscan saciar su necesidad de juego. Bilal (2 años aprox), energía pura, y Latifa (6 años aprox), observadora en silencio y cautivadora humilde, aguardan cualquier juego, risa, aprendizaje de números, sustos… hasta la hora de la cena.

Una ducha antes de dormir resetea, limpia, refresca… porque claro, no os hemos contado que no tenemos ducha como tal porque cortaron el agua de la ciudad hacia el poblado. Nos “duchamos” echándonos agua con una palangana y hoy, estaba algo menos fría y.. hasta he repetido! Ha sabido a gloria…

Miro atrás y parece que llevara ya una vida en África.

Me paro y me hago consciente de que los días pasan lentos, quizá porque en vez de hacer, estamos SIENDO.

Un kua sia (Hasta mañana)

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