19/7 Último día en casa de Teo y Anna Marie

Hoy el día ha sido diferente porque solo hemos tenido que estar en casa. Preparativos de maletas para salir mañana bien temprano y pasar las últimas horas de estos fantásticos días con esta gran familia.

Y durante el día vienen reflexiones tras lo vivido estos quince días aquí, en N’Dali, con la familia y vecinos de Teophil y Anna Marie.

¿Aprender o desaprender?

Nos quedamos con que no hemos venido a hacer, hemos venido a SER con este pueblo, a impregnarnos de su cultura, a dejarnos compartir sus costumbres, a alimentarnos con lo que ellos se alimentan, a recibir el agua del cielo con la misma alegría que miedo. Hemos venido a ser evangelizados desde y por ellos. Lejos de querer salvar, lejos de querer dar, lejos de querer ayudar, queremos impregnarnos tanto de este pueblo que, allá arriba, a nuestra vuelta, seamos capaces de transmitir una pizca que cambie conciencias y la ayuda se haga realmente desde donde se tiene que hacer, denunciando el problema real de la injusticia Norte-Sur.

Venimos a ver cómo este pueblo trabaja para sacar adelante su día a día. Venimos a contagiarnos de sus blancas sonrisas con dientes que, lejos de visitar a un dentista, se muestran perfectos sin problema alguno. Venimos a darnos cuenta de que el agua del pozo de casa (porque por suerte aquí tienen pozo) dejan la piel mejor que la mejor crema europea.

No venimos a hacer, porque ellos son especialistas en eso. Ellas están activas desde que sale el sol hasta que se ponen. Con sus impresionantes manos son capaces de barrer el suelo sin un cepillo, lavar la ropa sin tabla de lavar ni nada parecido (sus manos son capaces de todo, de transportar agua como si de un cubo se trataran), de lavar a las hijas con agua y medicina natural -plantas- y dejar enjuagada la palangana a la perfección con el mismo agua, de fregar los platos utilizando la mínima cantidad de agua pero con un resultado de 10, de recogerse el pañuelo en el pelo en un pestañear de ojos, de mantener sus rodillas intactas porque todo lo que hacen lo hacen doblando la cintura, nunca las rodillas.

No venimos a hacer porque ellas ya saben. Venimos a aprender o, mejor dicho, a desaprender o a desapegarnos de todo lo que el primer mundo nos ha inculcado como lo mejor. Viniendo aquí nos hacemos conscientes de que la riqueza está aquí y sin embargo… los ahogamos… tanto que quieren venirse al primer mundo para descubrir la mentira que les enseñamos a través de las pantallas que, evidentemente, también están aquí.

Kokari

Ahí radica la fuerza de la Fundación Kokari. Son las personas de este pueblo las que tienen el poder de crecer y ser más, de enfrentarse al primer mundo y reclamar su puesto, de hacer ver al mundo la riqueza que tienen. Son ellos y ellas, con su formación, quienes podrán luchar desde aquí para conseguir cosas aquí. No hace falta venir a hacer. Ya saben hacerlo. Nuestras tecnologías no lo son todo.

Sí hemos venido a denunciar, porque aquí el verdadero problema es que lo que llega y se aprende del primer mundo es la corrupción. Bueno, no es exactamente así. El dinero corrompe esté donde esté. El dinero que no es transparente se mal-usa y esto origina más pobreza, justo desde aquí.

Venimos a aprender el significado de la palabra FAMILIA. Venimos a recuperar el respeto por nuestros mayores, a ver que deben seguir teniendo el lugar que les corresponde: el de una persona que es sabia por su edad, independientemente de los títulos que tenga.
Venimos a darnos cuenta de que a las personas mayores se las respeta, se las admira, se las escucha y se las “obedece”. No por obedecer sin más, sino por dar valor a los pasos que dieron antes de nosotros y nosotras.

El otro día contaba la leyenda de los “niños malditos”. La realidad es que esa leyenda la vivimos más en el primer mundo, donde niños y niñas son abandonadas y/o maltratadas, que aquí. La palabra familia es tan importante que se sale de lo estrictamente familiar por sangre. La casa de Teophil y Anna Marie está abierta a toda persona que necesite. Los niños y niñas entran y salen del patio continuamente. Las vecinas y vecinos convierten las visitas en hogar. Quien necesite un hueco para dormir porque la tormenta sorprende en la noche, aquí lo encuentra. Los niños y las niñas son atendidos por quienesquiera que esté por la casa o el patio. Aquí no hemos visto orfandad. Aquí hemos visto que, como decía Luis Guitarra en una canción, “todo es de todos”, sea mucho o sea poco. Aquí realmente “compartir es vivir” y se vive compartiendo.

El legado y aprendizaje más importante que dejan padres a hijos es el del trabajo como forma de vida, como manera de subsistir y como objetivo para ser libres. El trabajo dignifica. Qué gran enseñanza, aunque a nosotras nos “chirríe” ver a niñas transportando sobre sus cabezas grandes pesos de algo para vender o agua para llevar.

¿Somos quizá mejores enseñando, a veces, a nuestros menores todos los derechos que tienen, olvidando sus deberes? ¿Creando pequeños y pequeñas déspotas? ¿Alimentando el “cuidarme yo” por encima de “cuidar a mis mayores”?

La verdad es que las reflexiones, pensamientos, observaciones que se han ido haciendo a lo largo de este tiempo son muchas y debemos ir dejando que siga “calando”.

La despedida

Y entre tanto pensamiento, comentar que esta mañana me lavé el pelo y, como ya hay más confianza, las chicas no han parado de venir a ver los rizos y tocarlos. Y ya por la tarde Giselle, madre de Teresa y mujer de Faustino, me ha dicho si podía peinarme (le gustaría estudiar Peluqueria). Pensaba que diría de hacerme trenzas pero no! Después de estar comentando un rato largo el tipo de pelo con el resto de chicas, me ha hecho dos colas y se ha quedado tan contenta! Y yo feliz de verla así…

Después he probado qué se siente llevando a tus espaldas a una criatura. Giselle me ha puesto a Teresa (que hoy ha venido corriendo hacia mí echándome los brazos, parece mentira) atada con una tela a mi pecho y cintura. No es facil!!! Muy sujeta pero… los riñones tiran! Y aún así hacen todo lo que hacen con ellas enganchadas….. Menuda fortaleza.

La noche, como colofón de estos días, se ha vestido de fiesta. De la gran cantidad de embutidos que trajimos, gran parte de ellos proporcionados por Nuria, los padres de Kike y míos (Conchi), se han hecho paquetitos para entregar a un montón de familias. Una pequeña parte se ha utilizado para cenar con la familia, vecinos y toda aquella persona que quiera unirse. Teophil ha venido al salón de la casa, por primera vez en estos días, con un gran esfuerzo por su pierna malherida. Sus palabras de agradecimiento y de amistad nos han calado bien adentro. Ana y Kike también han devuelto unas palabras y Nuria ha entregado unas cartas escritas en francés para ellos y ellas. Yo… iba a decir solamente que admiraba a las bellas mujeres de esta casa y barrio por ser un EJEMPLO a seguir. Pero no lo he dicho. Me lo he guardado para transmitirlo con la mirada, con los abrazos y con las sonrisas de despedida.

Pensábamos que iríamos ya a dormir pero no… las mujeres de aquí nos han dejado trajes y nos hemos vestido como ellas. Giselle nos ha peinado, puesto el pañuelo y acomodada la falda, además de dejarnos sus mejores joyas. Y hemos bailado un rato todas juntas, y hemos reído, y hemos compartido, y hemos cerrado un capítulo precioso de nuestra vida que creo no olvidaremos jamás.

Ahora es hora de descansar.. que solo dormiremos algo más de 4 horas y luego otro gran viaje en furgoneta de 8-10 horas. Mañana os contaremos…

Buenas noches!!! Merci

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Un comentario

  1. La Magia de estas experiencias ha calado en vosotros. A partir de hoy vuestra mirada será otra, más profunda, más tierna, más llena del Dios real, del que habéis podido experimentar. Vuestro ser nunca volverá a ser el mismo, porque ha crecido aún más. Y me alegra mucho, en parte os envidio un poco, pero sé que cuando volváis me vais a impregnar de todo para recordar todo lo des-aprendido. Terminar de disfrutar, muchos besos

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