Bailes y cena en casa Simeón
Parecía que África, en 8 días, nos había enseñado más o menos todo lo que nos tenia que enseñar, pero no. La aventura continua cada día.
En el fantástico desayuno de hoy, con “sobremesa”, hemos escuchado atentamente los inicios de la Fundación Kokari de boca del propio fundador y presidente: Pedro Luis. Como era de esperar, mucho recorrido, mucha experiencia y una profunda vocación de vida misionera han desembocado en esta gran fundación: La Fundación KOKARI para la enseñanza y desarrollo en África occidental. Y es que el objetivo no es crear escuelas, sino dar formación a mujeres, refuerzo a niños y niñas, becas de estudio a niños, niñas y jóvenes y todo aquello que pueda apoyar a la educación y al desarrollo de este pueblo africano.
“Dadles pescado y comerán, dadle una caña y aprenderán a pescar”.
No se trata de que los “blanquitos” vengamos a resolverles la vida. Se trata de poner en sus manos todo lo necesario para que este pueblo avance por sí solo. Eso implica lo económico en un principio, claro. Pero eso es como todo. Un empujoncito. Este equipo de Benin 2023 pretendemos dar el empujoncito humano para, sobre todo, empaparnos de todo y hacerle llegar al primer mundo la grandeza que hay aquí: está tierra y sus gentes.
El desayuno, como se ve, ha dado para mucho. La mañana se ha pasado entre hacer la colada a mano y bailes con los niños. Yo (Conchi) he disfrutado como una enana cantándoles “Voy en busca de un león”, “El patio de mi casa”, “Un patito”, “El dinosaurio Yimi”… mientras Latifa, Ania y el torpedo de Bilal me seguían con un entusiasmo indescriptible.
Bien temprano por la tarde, prácticamente a mediodía, hemos ido de nuevo al centro de formación, ya que hemos quedado con otro grupo de chicos futbolistas para entregarles otra equipación de Villarrobledo. Pero se nos ha olvidado en casa de Teophil! Así que Ana se ha vuelto con Frank para recogerla (Frank nos acompaña desde Cotonou con total disposición para lo que necesitemos).
Mientras, alguien ha tenido la fantástica idea de ofrecernos a Kike, Pedro, Nuria y yo (Conchi) otra experiencia más de esta gran aventura: montar en moto. Así es! Los cuatro nos hemos dirigido a Biro llevados por cuatro motoristas que iban haciéndose fotos. No se han visto en otra como ésta, ni nosotras tampoco.
En Biro hemos visto una danza de mujeres. Nuria y yo nos hemos pegado unos bailes con ellas aunque ha sido Nuria la que las ha dejado boquiabiertas con su espectacular baile de pañuelo. El grupo de mujeres es espectacular. Y es que estas gentes contagian su alegría.
Seguidamente hemos ido a Serekalí y hemos visto la primera iglesia en la que predicó Pedro Luis hace un montón de años. Aquí conoció a Teophil, ya que es su poblado.
De repente ha venido otra tribu bailando “Sensenú” (que significa “cascabeles”). Es la danza de los cascabeles que se enrollan en el tobillo y los hacen sonar al bailar. Ha sido espectacular escuchar el sonido y ver la intensidad al bailar.
Allí hemos conocido al padre de Teophil y a Simeón. Pedro Luis estaba muy emocionado porque ha ido encontrándose con gente del comienzo de su misión. Ha sido realmente entrañable, se nota que le quieren mucho.
Y cómo no podía ser de otra manera, Simeón nos ha invitado a cenar a su casa. Es de obligación invitar a cenar a los huéspedes, pero esta vez tenía aún más sentido. Pedro Luis encontró a Simeón al que hizo catequista, trabajaron juntos en toda la comarca, entrando a su casa llegó otro señor que hace muchísimos años en la carretera tras un accidente. Lo curo, lo acompañó, son muchos los ejemplos de entrega.
Simeón lo trata como si fuera su padre. La cena que nos han ofrecido ha sido un verdadero manjar. Han compartido todo lo que tienen y más. Estamos abrumados. Esta es la grandeza de este pueblo: Compartir lo que tienen y, a veces, lo que no tienen para su día a día.
Así de agradecidos nos hemos mostrado ante tan gran regalo, agradeciendo las palabras de cariño y el abrirnos su casa y mostrarnos a su familia.
La vuelta, ya de noche, ha recordado al día en que vinimos con el juego de luces y deslumbramientos. Pero no hay nada como llegar a casa de Teophil y Anna Marie y tomarse una taza de citronela antes de una ducha que nos prepare para dormir.
No os hemos contado! La citronela que allí usamos para ahuyentar a los mosquitos aquí la toman de infusión y tiene un montón de propiedades! Personas sabias las de aquí.
Ya por hoy terminamos el día. Que nos deparará el día de mañana? Nos dejaremos sorprender.
Buenas noches, y… para las gentes que nos hemos cruzado hoy…
¡Ka somburú! (¡Buen trabajo!)